Cuaderno de Religion

5.-Soluciones posibles.

Dentro de lo que cabe, es grato saber que hay hombres que autocritican su género y que existen asociaciones como la Asociación de hombres contra la violencia de género en la que debaten sobre el tema y trabajan para poner soluciones. Con esto se trata de que no sólo sean las mujeres las que vayan en contra de los malos tratos sino también hombres que han tomado conciencia de que el problema es de todos. De este modo, se logra intimidar más a los que maltratan. Si a las mujeres se unen los hombres capaces de criticar su propio género machista, se podría reducir a un ínfimo número el nefasto pensamiento de superioridad que tienen ciertos hombres.
Ésta es una de las posibles soluciones a un problema tan grave, pues ni siquiera las leyes impuestas por el gobierno lo solucionan. Se buscan soluciones rápidas como la puesta en marcha de centros de acogida para mujeres maltratadas, lo que tan sólo actúa como parche. Por un lado, es algo positivo que dichas mujeres junto con sus hijos se protejan de su agresor en un primer momento, sobre todo si corren peligro. Pero por otro lado, ¿por qué es la mujer la que tiene que exiliarse a un ámbito totalmente distinto al suyo? Mientras tanto, el hombre permanece en su hogar, a la espera del regreso de su pareja y posiblemente con expectativas de ofrecer a la mujer «una buena reprimenda» por lo que ha hecho.
Es desesperante ver la ineficacia y el fracaso de las pocas soluciones que se dan ante el problema. Lo que sí parece obvio es que se debería concienciar a las generaciones venideras del respeto hacia las personas, de que nadie es posesión de nadie y de que la violencia no es solución de nada. Si los más jóvenes no se dan cuenta de los problemas de género, interiorizarán el comportamiento de sus padres y en un futuro lo pondrán en práctica. Entonces no habrá castigo que les haga opinar lo contrario y, por lo tanto, este problema, que es cultural, no tendrá fin.